Oh los Juegos Olímpicos de Invierno, ¿a quien le importan? ¿De verdad hay un evento deportivo de dos semanas en el que solo se practican deportes sobre hielo y sobre nieve? Menudo coñazo. Prefiero ver un partido de fútbol en el que gana Real Oviedo fíjate bien. Estoy segura que todos y cada uno de estos comentarios han salido de mi boca en momentos del pasado.
Sin embargo, ya no es así. Ya no soy esa persona. Todo cambió. Me volví loca. Bueno, la gente con la que trabajo y vivo se volvió loca y yo con ellos. Patinaje sobre hielo, snowboarding, cross snowboarding, esquí alpino, ¡me da igual lo que echen!, yo me quedo pegada a la pantalla del ordenador y animo como la que más. Es ridículo.
Pero si hasta me he tragado las finales femeninas de curling, un deporte al que me solía referir como ""ese en el que friegan el suelo para que se pare una bola en medio de un círculo."" ¿Pero por qué? ¿Por qué este año todo ha cambiado? La respuesta es muy simple. Cuando vives en Estados Unidos, la furia olímpica se desata y te contagia.
La gente no habla de otra cosa, las fotos invaden los periódicos y los anuncios con niños pequeños que sueñan con ser olímpicos te hacen llorar. ¿Crees que alguien en España va a invertir en hacer anuncios sobre los Juegos Olímpicos cuando a nadie le importa? Aquí es otro mundo, durante dos semanas, todo gira alrededor de los Juegos Olímpicos. Y yo, como soy idiota, me uno al movimiento.
Lo peor es que después de unos cuantos días de obsesión olímpica, empiezo a hacer como que conozco a los atletas. En cada deporte, elijo a uno que sea mi favorito, y me obsesiono con el o con ella durante toda la competición. Por ejemplo, en la competición de parejas en patinaje sobre hielo, yo elegí a la pareja china desde el primer momento. ¡Tenían los mejores trajes! Estaba claro que iban a ganar. En el cross snowboard femenino, quería que ganase la niña pequeña de Noruega, pero en la final la pobre se cayó y no pudo ser.
Pero lo mejor de todo fue cuando Evan Lysacek ganó el oro en patinaje sobre hielo. Debo decir que fue la competición que seguí con más intensidad. Desde el programa corto, en el que llevaba un traje monísimo con unas plumas negras, me enamoró completamente. Y encima ¡Evan no era gay! Era perfecto, tenía que ganar. Lo amaba. Pero si quería que ganase Evan, (si le llamo Evan porque es amigo mio), ¿tenia que odiar a Plushenko? Fue una decisión dura pero asi lo hice. Lo siento Rusia, pero debías morir. Plushenko seria mi enemigo y Evan mi mas preciado tesoro olímpico.
Durante los días previos a las finales, NBC se dedicó a poner reportajes sobre Plushenko y Evan, contando anécdotas de cómo se habían preparado para los juegos entre otras cosas. Eso fue ya la gota que colmó el vaso...¿información personal sobre los atletas? ¡Por supuesto que me interesa! ¿A quién no le interesaría saber que Plushenko se compró un coche super rápido para volver a sentir el miedo de la competición? Es fascinante. ¿Y a quien no le interesa que Vera Wang diseña algunos de los trajes de Evan Lysacek?
Después de dos días de información necesaria sobre los dos patinadores, por fin llegó la gran final. Evan lo clavó. Y cuando digo que lo clavó, es que lo clavó, porque en menos de dos semanas me he convertido en una experta en patinaje artístico y sé perfectamente lo que es bueno y lo que es malo. Y sí, Evan lo clavó y ganó. Fue un momento inolvidable. Me sentí hasta medio americana. Tuve que controlar las lágrimas. ¡Todo era tan bonito! Había estado entrenando tanto tiempo para este momento...El instante fue culminado con un mensaje de mi amiga Grace que decía literalmente ""OMG EVAN LYSACEK!"" Me encantó saber que había gente como yo, viviendo el momento inolvidable que era, y disfrutando con mi gran amigo, Evan Lysacek.
¿Crees que los Juegos Olimpicos son poco importantes? ¿Tambien estas enamorada/o de Evan Lysacek? Diselo a Isa enviandole un e-mail a alvarezvalca@dailycardinal.com.