Una persona puede aprender mucho cuando llega a una ciudad nueva. Este fue el caso para mí cuando llegué a la ciudad de Las Vegas, en Nevada, la semana pasada durante la vacaciones de primavera. Déjame decirte que esta ciudad puede ser un lugar intimidante.
El momento que yo di el primer paso para bajarme del avión, el aeropuerto ya olía a actitud tipo, ""¡Si no está listo para cualquier cosa, probablemente vuelva a casa!"" En realidad, esta actitud es parcialmente la verdad. Sin City, aka Las Vegas, es una ciudad muy intimidante. Pero en mi opinión, el nombre, Sin City, no es la mejor descripción. Es mejor decir que esta es la ciudad dónde te sale más caro el beber y comer y salir, y todavía mas si estás en un hotel de lujo.
El primer día que yo estuve en Las Vegas, fui a la piscina de mi hotel, el MGM Grand. La zona de la piscina tenía tres o cuatro piscinas y palmeras en todas partes. El cielo era de un color brillante de azul y no había una nube en ningún sitio. Todas las partes diferentes para describir un día perfecto, te las encuentras allá.
Pero, ¡espera! Recuerda que nada es perfecto. Cuando fui al bar para pedir una margarita de fresas, suponía que la bebida costaría no más que siete dólares, pero en la realidad, fue once dólares, ¡y la bebida no era ni grande! Sí, el sabor fue lo mejor en una margarita que yo he experimentado, ¡pero no por este precio!
Ahora, para todos en la audiencia, si ustedes piensan que este hecho y precio no es sorprendente, está bien, pero para mí, una estudiante de la universidad con sólo un trabajo de a media jornada, necesito que mis actividades divertidas, especialmente las de las vacaciones de primavera, sean relativamente económicas. Y esta infracción pequeña fue sólo el principio. Fue como si este viaje fuese una advertencia para el mundo real (que es muy próximo en el futuro) y que en diciembre cuando me gradúe, vaya a ser muy pobre.
Para el resto de mi viaje, fue una lucha decidiendo donde comer, beber y a veces, el que hacer. Es verdad que mis padres fueron muy simpáticos y me ofrecieron dinero para este viaje, pero yo decidí que necesitaba pagar la excursión con sólo mi dinero. Y es que ese es mi problema—tenía que ser testaruda y pagar por todo, pero ¿por qué? Yo comí en Subway y Wendy's cuando estuve en Las Vegas, y no en los restaurantes con nombres como ""Trattoria Fiami"" y ""Pearl"" porque el coste de vivir en Las Vegas y yo no nos ponemos de acuerdo.
Esta queja no es porque no tuviese ninguna diversión en Las Vegas—completamente lo contrario. Pero, escuchen todos: cuando sientan la necesidad de salir y viajar a la tierra de los pecados, ¡traigan bastante dinero!
¿Crees que ir a Las Vegas y comer en Wendy's no está tan mal? ¿Te jugarías todo al Blackjack con tal de beber margaritas todo el día? Díselo a Caitlin enviándole un e-mail a gath@wisc.edu.